Ana Masià
Ana Masià

Confío profundamente en la capacidad innata que tenemos de sanar cuando nos relacionamos con nuestro mundo interno con amabilidad y sin juicio. Desde esta mirada, ofrezco un acompañamiento cálido y profundo, orientado a reconectar con uno mismo, sostener la incomodidad desde la presencia y transformar las dificultades desde la compasión.

Mi camino de autoconocimiento comenzó en la adolescencia, en un entorno que me desafió emocionalmente y me llevó a buscar formas de entenderme y cuidarme mejor. Fue entonces cuando inicié mi proceso terapéutico, junto con la práctica de la meditación y la participación en espacios de crecimiento personal. Desde ahí nace mi especial sensibilidad hacia esta etapa de la vida, que a menudo está poco comprendida y donde pueden vivirse soledades profundas.

Aunque la psicología ya despertaba en mí un gran interés, en aquel momento opté por un camino más científico, siguiendo sugerencias bienintencionadas. Me formé en investigación biomédica, realicé un doctorado en oncología pediátrica y trabajé durante varios años en un hospital de referencia. Sin embargo, el deseo de comprender el mundo interno seguía muy presente, y en paralelo al doctorado inicié el grado de Psicología, que actualmente sigo cursando con la intención de dar marco académico a toda la formación y experiencia integradas desde entonces.

La maternidad, con mis tres hijas, me ha llevado a profundizar aún más en mi proceso interior, con el deseo de criar de forma lo más consciente posible, sin transmitir lo que no les corresponde. Esa responsabilidad afectiva ha guiado muchas de mis elecciones personales, formativas y profesionales.

Durante ocho años acompañé a adolescentes y a sus familias en un instituto público de máxima complejidad educativa. Fue un trabajo intenso y profundamente humano, en el que sostener emocionalmente a jóvenes en situaciones de alta vulnerabilidad requería presencia, escucha auténtica y una mirada libre de juicios. Esa experiencia consolidó mi compromiso con esta etapa vital, por la que siento una vocación genuina y una profunda comprensión.

Actualmente acompaño procesos individuales con adultos y adolescentes desde el modelo IFS (Internal Family Systems), integrando herramientas como el coaching transpersonal, la Comunicación NoViolenta, la meditación y el trabajo corporal. No creo en encasillar a las personas en etiquetas o diagnósticos. Prefiero acompañar desde la convicción de que, en el fondo, todos compartimos una misma humanidad: todos tenemos heridas, anhelamos ser amados y buscamos un lugar donde sentirnos seguros y auténticos.

Creo en una forma de acompañar que honra la sabiduría interna y ofrece espacios donde el sentir, el cuerpo, la historia y el alma puedan encontrarse. Acompañar, para mí, es estar disponible de verdad, sin juicio, con presencia y ternura.