
Articulo
17 dic 2025
Roger Laughlin
Tabla de contenidos
El estrés se ha convertido en un acompañante habitual de la vida moderna. Lo sentimos antes de una entrega, durante una situación difícil o al navegar semanas cargadas de responsabilidades. Aunque es una respuesta natural del cuerpo, cuando lo normalizamos y dejamos de escucharlo, puede transformarse en un estado permanente que altera nuestro bienestar físico, emocional y profesional.
Comprender qué consecuencias tiene el estrés y cómo relacionarnos con él, en lugar de combatirlo, es clave para cuidar tu salud mental y puede marcar la diferencia entre vivir en tensión o recuperar una sensación real de equilibrio.
¿Qué es el estrés y por qué ocurre?
El estrés es una reacción fisiológica diseñada para ayudarnos a responder ante una demanda o amenaza, real o percibida. El cerebro activa el eje HPA (hipotálamo–pituitaria–adrenal), liberando hormonas del estrés como adrenalina y cortisol.
Estas hormonas preparan al cuerpo para reaccionar: aumenta la frecuencia cardíaca, se eleva la presión arterial y la mente se enfoca en la urgencia. Este tipo de estrés, conocido como estrés agudo, puede ser útil ante una situación puntual, como una presentación laboral o una emergencia.
El problema aparece cuando los factores estresantes se mantienen en el tiempo. Cuando el cuerpo permanece activado durante semanas o meses, hablamos de estrés crónico, una condición que tiene efectos profundos sobre la salud física, emocional y el bienestar en general.
Consecuencias físicas del estrés
Cuando los niveles de estrés se mantienen elevados durante un período de tiempo prolongado, el cuerpo empieza a manifestar síntomas físicos claros.
Estrés y sistema nervioso
El sistema nervioso simpático, el encargado de activar la respuesta de lucha o huida, permanece en “modo alerta”. Esto genera tensión constante y puede provocar dolor muscular, dolores de cabeza, fatiga persistente, bruxismo y palpitaciones. Muchas personas sienten que no logran relajarse ni siquiera al descansar, como si el cuerpo no supiera “apagarse”.
Estrés y sistema inmunitario
El exceso de cortisol debilita el sistema inmune, las defensas naturales. Esto aumenta la probabilidad de infecciones, inflamación, alergias y enfermedades recurrentes. No es casualidad que muchas personas se enfermen justo después de atravesar situaciones estresantes intensas.
Estrés, digestión y presión arterial
El estrés también afecta el sistema digestivo. Es común experimentar malestar estomacal, acidez, náuseas o cambios en el apetito. A largo plazo, puede contribuir a problemas de salud más serios, como presión arterial alta y enfermedades cardíacas, incrementando el riesgo de ataque cardíaco, según diversos estudios de instituciones como Mayo Clinic y el NIH (National Institutes of Health.
Estrés y el sueño
El sueño se vuelve más superficial: cuesta conciliarlo, aparecen despertares nocturnos y la sensación de descanso real desaparece. Sin sueño reparador, se deterioran la memoria, la regulación emocional y la capacidad de tomar decisiones.
Consecuencias psicológicas y emocionales del estrés
El impacto del estrés no es solo físico. A nivel psicológico, el estrés sostenido altera la regulación emocional y el estado de ánimo. Aparecen síntomas de estrés como irritabilidad, ansiedad, tristeza, desmotivación o sensación de vacío.
Muchas personas comienzan a dudar de sí mismas, pierden claridad mental y sienten que cualquier demanda resulta abrumadora. En algunos casos, el estrés prolongado puede derivar en trastorno de ansiedad u otros problemas de salud mental que requieren el acompañamiento de un profesional de la salud.
Señales de alerta emocional
Cambios bruscos en el estado de ánimo
Dificultad para concentrarte
Sensación constante de urgencia
Desconexión emocional
Aislamiento o pérdida de interés
Si te reconoces en esto, no significa que estés fallando. Tu sistema está pidiendo ayuda.
Consecuencias sociales y en la vida diaria
El estrés no queda contenido en nuestro interior; inevitablemente se filtra en nuestras relaciones y en la vida cotidiana. La comunicación se vuelve más tensa y menos paciente.
En el trabajo, la mente distraída o saturada hace que sea más difícil priorizar, mantener la productividad o tomar decisiones estratégicas con claridad. Muchas personas comienzan a funcionar en "piloto automático": comen rápido, descansan poco, hacen menos actividad física y se desconectan de actividades que antes disfrutaban.
Es habitual, por ejemplo, contestar con brusquedad sin querer, cancelar planes por agotamiento o sentir que simplemente se está sobreviviendo el día en lugar de vivirlo. Sin darte cuenta, el estilo de vida se adapta al estrés, en lugar de cuidarte de ti mismo.
¿Cuándo el estrés se vuelve crónico y qué riesgos tiene?
El estrés se convierte en crónico cuando el cuerpo ya no logra volver a un estado de calma. Esto mantiene el cortisol elevado y genera efectos del estrés acumulativos: ansiedad generalizada, depresión, problemas digestivos, alteraciones del sueño, tensión arterial alta y mayor riesgo de enfermedades cardíacas.
Una señal clara de alarma es notar que llevas meses funcionando con tensión constante, durmiendo mal, sintiendo irritabilidad o desconexión, o viviendo cada día con la sensación de “no puedes bajar la guardia”.
¿Cómo reducir y gestionar el estrés de forma efectiva?
Cuando sentimos estrés, solemos buscar formas de aliviarlo de inmediato: respiración, ejercicio, journaling, mindfulness, o incluso comenzar terapia tradicional como el psicoanálisis. Todas estas herramientas son valiosas y pueden aportar regulación y claridad. Sin embargo, la mayoría actúan sobre el síntoma, no necesariamente sobre la raíz emocional que sostiene el estrés.
Técnicas para calmar el cuerpo
Prácticas como la respiración profunda, pausas activas, movimiento consciente y caminatas presentes ayudan a regular el sistema nervioso y reducir los niveles de estrés. Son herramientas simples, pero poderosas.
Técnicas para comprender lo que sentimos
Journaling, mindfulness y terapia pueden ayudar a observar qué emociones están activas y aporta perspectiva y autoconocimiento.
Pero aun así, muchas personas continúan sintiendo una tensión persistente porque no han llegado a explorar la causa interna detrás de esa carga: la parte de sí mismas que se siente amenazada, exige más de lo que puede o teme no ser suficiente. En estos casos es importante buscar apoyo de un profesional que pueda acompañarte a mirar más profundo.
¿Por qué IFS trabaja la raíz del estrés?
El modelo Internal Family Systems (IFS) reconoce que dentro de cada persona existen partes internas con historias, miedos y roles específicos. Algunas son autoexigentes; otras se preocupan por no fallar; otras buscan evitar el conflicto o responden a un evento traumático del pasado. Bajo estrés, estas partes se activan para protegernos, pero a veces lo hacen de maneras que generan más tensión.
IFS permite identificar quién dentro de ti está reaccionando, qué intenta proteger y qué necesita para relajarse. No busca silenciar la emoción ni interpretarla únicamente desde lo racional, sino entenderla y acompañarla desde el Self, ese estado interno de calma y claridad que todos tenemos. Por eso, IFS no solo regula el síntoma: llega a la raíz emocional que sostiene los patrones de estrés.
¿Cómo lapractica te acompaña en el manejo del estrés?
En lapractica abordamos el estrés desde una perspectiva diferente:
No buscamos manejar ni controlar el estrés, porque eso suele generar más resistencia interna.
Creemos en relacionarte con tu estrés con curiosidad y presencia, entendiendo que no es un enemigo, sino un mensajero.
El estrés no aparece “porque sí”: suele señalar necesidades internas que no están siendo escuchadas.
Cuando dejamos de pelear con él y empezamos a escucharlo, su intensidad disminuye de forma natural.
En lapractica te acompañamos a entender tu estrés desde adentro, con el apoyo de guías certificados en IFS, para que puedas reconectar con tu equilibrio interno y elegir desde presencia, no desde presión. Si este enfoque resuena contigo, agenda una sesión demo gratuita y comienza este camino con nosotros.
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Roger Laughlin es cofundador de Kavak, una de las startups más valiosas de América Latina, donde lideró su expansión internacional y consolidación en Brasil. Con más de diez años de experiencia en la creación de startups en la región, también ha desempeñado roles clave en Linio y Groupon..
Como inversionista ángel, Roger asesora fondos como Nazca, H2O y Nascent, y es mentor en la red Endeavor. Dedicado a apoyar a nuevas generaciones de fundadores, integra su experiencia empresarial con un foco en salud mental y bienestar.
Este artículo refleja su experiencia y no reemplaza terapia profesional.
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